domingo, 5 de mayo de 2013

Caravana en Nuevo Mexico

Caravana "Abriendo Puertas a la Esperanza"
Encabezada por Alejandro Solalinde

Lunes 6 de mayo
3.00 pm Recibimiento de la Caravana en la Iglesia Presibiteriana Wesminister
841 W. Manhattan ave.
Santa Fe NM 87501

4:15 a 6:00 pm Reunión con el Comité de Migración de Santa Fe. Iglesia Presibiteriana Wesminister
841 W. Manhattan ave.
Santa Fe NM 87501

Martes 7 de mayo
8:00 am Desayuno en la Iglesia Presbiteriana Wesminister
Iglesia Presibiteriana Wesminister
841 W. Manhattan ave.
Santa Fe NM 87501

12:00 a 2:00 Testimonios de los Caravaneros y el Padre Solalinde
en Somos un Pueblo Unido
1804 Espinacitas St,
Santa Fe NM 87505

4:00 Salida a Alburquerque NM

5:00 - 8:00 Cena y Vigilia
Segunda Iglesia Presibiteriana
812 Edith Blvd. NE.
Alburquerque NM 87102

9:00 Salida a Austin

Para mas información sobre la agenda en Santa Fe y Alburquerque, NM, comunicarse al 505 204 1628 o con Cipriana Jurado

El mundo del trabajo

Autor Víctor Orozco
Enviado por  Víctor Orozco

El Día Internacional del Trabajo se celebra en casi todos los países. Fue ideado originalmente por el congreso de la Segunda Internacional en 1889 como una huelga general de un día en remembranza de la convocada en Chicago tres años antes justo el 1 de mayo y que derivó en el linchamiento de varios de sus líderes, víctimas de una provocación policíaca y de unos jueces corruptos. El propósito central de la celebración fue expresar la unidad obrera en torno a demandas como la jornada máxima de ocho horas (ocho de labor, ocho de sueño, ocho en casa) y el salario mínimo. El siglo XIX había visto cómo los capitalistas podían llevar la explotación de sus obreros hasta grados inimaginables de sufrimiento. Quienes primero denunciaron la miseria de la cual se nutría la nueva riqueza, fueron los novelistas y los narradores. Descripciones como las de Víctor Hugo sobre la inicua condición de los habitantes en los barrios parisinos fueron tema de las mejores plumas. También de viajeros, observadores y testigos. Viviendas infectas, socavones donde transcurría la vida de los mineros, niños atados a las máquinas, esposas obligadas a prostituirse, envejecimiento en la flor de la edad: casi ningún mal se les ahorró a los obreros, que montaron sobre estas desdichas el más poderoso y sofisticado sistema de producción conocido desde los inicios de la historia. El trabajo, es desde luego, anterior al capital, pero en ninguna etapa previa a la del dominio de éste sobre toda la sociedad, se le sometió a una presión tan formidable, elevando su productividad hasta grados desconocidos, a costa de los trabajadores. No obstante que el sistema descansa absolutamente en el trabajo, en pocas etapas ha sido tan despreciado. El dinero, suprema expresión del trabajo acumulado y puesto en las manos de unos pocos, se convirtió en el amo y señor, despegado de sus orígenes. Tanto así, que la paradójica expresión: “No trabajo, porque si lo hiciera, no tendría tiempo para ganar dinero”, es una realidad. No hace mucho leí un texto sobre la forma de vida de los nuevos ricos en China, jóvenes que van de un exótico salón a otro en donde fraguan cuantiosas inversiones entre banquetes y shows. Sólo aceptando que hasta el placer mismo es trabajo como alguno señalaba con ironía, puede dejar de considerarse a estos capitalistas como parásitos sociales.